Hola amigos,

Nací el 8 de noviembre de 1966. Mi signo solar es Escorpio y mi ascendente Capricornio. La energía del signo solar ha despertado siempre en mí un imperioso deseo por profundizar en los misterios de la existencia, el cual se intensificó de manera exponencial hace unos treinta años. Gracias a mi ascendente, he estado provisto de una poderosa fuerza vital de autosuperación, que sumada a la capacidad de auto regeneración de Escorpio, me ha permitido enfrentar los no fáciles desafíos de mi vida.

A la edad de cinco años, mis padres fallecieron en un accidente de tráfico. Mis abuelos por parte de padre y sus dos hijas, se ocuparon de mi y de mi hermano mayor. De ellos he recibido todo el cariño y el cuidado que me hubiesen dado mis padres. Queridos abuelos y tías, me habéis demostrado el significado de la entrega incondicional y la generosidad, y os estaré agradecido siempre. Mi agradecimiento también hacia mi hermano, quien tuvo que madurar antes de tiempo para ocuparse de asuntos no propios de su edad, además de sentir una responsabilidad adicional hacia mí. Lo hiciste bien hermano.

Crecí albergando en mi interior un profundo sentimiento de deficiencia. Todo alma por el hecho de encarnar y pasar por el velo del olvido de su verdadera naturaleza, arrastra ya ese sentir de carencia, fruto de la desconexión con su esencia divina. En mi caso, se vio acentuado por la marcha de mis padres, algo que un niño pequeño experimenta inconscientemente como culpa suya. El sentimiento de imperfección me condujo a buscar durante largos años la manera de remediarlo, intentando cambiar aspectos de mi mismo que consideraba reprobables o poco espirituales. Pero sólo empecé a encontrar la paz cuando por fin descubrí que la perfección que anhelaba ya residía en mi interior, en lo más profundo de mi ser. Entonces comprendí que fue gracias a mis padres que me había embarcado en un sagrado viaje de autodescubrimiento que cambiaría por siempre mi vida. Papá, mamá, sé que nuestras almas acordaron vuestra temprana ausencia antes de encarnar y lejos de culparos, lo considero un inmenso acto de amor.

Siempre he estado rodeado de ángeles, físicos y no físicos, aunque a veces no haya acertado a verlos. Hay dos ángeles muy especiales que comparten mi vida: mi mujer y mi hijo. Chus cariño, eres mi compañera del alma y el espejo en que me reflejo cada día. Luisito, si hay una manifestación pura del amor incondicional en la Tierra, eso eres tú hijo mío. No me olvido de vosotros, mis adorables perritos. Qué grandes maestros tengo a mi lado. Gracias.

A la edad de 22 años terminé la licenciatura de Ciencias Económicas y Empresariales, que años después completaría con un título de postgrado. He trabajado casi siempre como directivo en empresas multinacionales, lo cual me ha permitido aprender enormemente de las relaciones interpersonales.

Durante las últimas tres décadas me he dedicado a explorar las diferentes esferas de conocimiento. He estudiado las tradiciones espirituales en su nivel esotérico no-dual (cristianismo, hinduismo, taoismo, Kabalah, sufismo), también teosofía, metafísica, psicología transpersonal, terapias espirituales y energéticas, nuevas ciencias (en particular la física cuántica), así como los paradigmas de la Nueva Era. Asimismo, estoy habituado a utilizar diferentes oráculos para canalizar información y comprender el propósito superior oculto en los sucesos de la existencia. Uso el I-Ching, el tarot y la runas, principalmente.

Hace unos años sentí el llamado de mi alma para dar expresión a mi vocación artística y comencé a pintar cuadros al óleo.

No es mi intención crear escuela ni dogma alguno, no pretendo estar en posesión de la verdad absoluta, ni quiero convencer a nadie de nada. Mi único deseo es compartir lo que sé y transmitir lo que siento desde lo más profundo de mi corazón, para ayudar a los demás a reconocerse como expresiones perfectas de la divinidad y que aprendan a amarse completa e incondicionalmente.

Un abrazo,

Luis